domingo, 16 de octubre de 2016

Dejame en la profundidad, en la oscuridad, dejame caer, dejame estrellarme contra el suelo, o dejame vagando entre la infinita nada.
Pero gracias, gracias por sacarme del pozo, por iluminarme, por agarrarme, por evitar que me golpee, por hacer que camine aún entre las cosas..
¿Gracias?
¿Por qué no tengo un punto fijo desde dónde mirar, una puta opinión? Depende, todo depende... según desde dónde lo mire todo depende, y eso me marea tanto, me confundo tanto, me desespero, y pocas veces acierto. Pero, igual ¿qué es acertar? ¿Qué es lo correcto? ¿Cuál es la mejor manera?... Todas interrogantes sin aparentemente simples respuestas. Es que se le busca el pelo al huevo porque lo tiene, en algún lado...
Me niego pero agradezco tu mano, y a la vez me rebelo, quiero encontrar mi propio camino, pero me gusta que me guíes, o que me sigas... ¿Qué quiero?
Una paz que no existe, o que no está por lo menos al alcance de la mano, no sin antes luchar constante y largamente en todos los aspectos de la vida para seguir adelante... la contradicción si que está bien presente, bien en frente de mis ojos, luchar para conseguir la paz, nunca lo consentí, hasta este momento en que lo estoy considerando. Obviamente tomando la palabra lucha sin que esta incluya violencia de ningún tipo, sino haciendo referencia al significado "esfuerzo grande y continuado que realiza una persona para conseguir un fin" entonces, tampoco sé si sería una contradicción.. Aunque sí, si sería contradictorio si entendemos por paz que es un estado de tranquilidad y quietud.. 
Es que somos eso, un constante devenir entre todo y nada, aunque esto suene ya trivial y trillado, que puede serlo, como también me parece que nos es necesario recordarlo, y reescribirlo, y renombrarlo, porque tenemos poca memoria, o eso me parece al ver que incurrimos una y mil veces en los mismos errores cometidos ya por nosotros, y por nuestros antecesores. De nada parece que sirvan los libros de historia, ni la materia historia, ni la lengua, porque hablamos y no nos entendemos. Viene a mi cabeza la frase "somos hijos del rigor" y así lo creo, aunque me disguste y me duela, porque llegamos hasta el punto extremo para hacer algo que debieramos desde un principio...
Todo y nada, tengo para decir, aunque sea molesto repetir obviedades, que no terminan siendo siempre lo mismo, pero se parecen mucho, tanto que volvemos a empezar.