jueves, 12 de julio de 2012

traspaso de realidad

   Persiguiendo caminos iba equivocando pasos. Erraba profesiones, erraba corazones, erraba palabra tras mirada, no encontraba su sensación perfecta, no elegía movimientos adecuados.
   Pero corrió, como corren los que escapan de la vida, de la realidad.
   Pero corrió, como corren los que buscan la verdad, algo nuevo por vivir, los que buscan sentir, los que dejan todo atrás, todo con lo malo y con lo bueno, lo dejan atrás.
    Uno no sabe que elegir, y ella era una persona muy indecisa, no sabía que sentir, no se animaba, no podía, no quería, se escondía en una cortina de herrumbre, se creaba una vida " perfecta" e iba sintiendo dolor en su interior, sin saber por que, pero en realidad, sabiéndolo. No le quedaba tiempo para ella, ahora sus obligaciones le cubrían su vida, no podía decir palabra fuera de su esquema, no podía dar vueltas las agujas del reloj para hacer pensar a los demás que ya no era ésa la hora.
     Pero pasó, algo que no tenía que pasar, se derrumbó de a pedazos, se derrumbó de a poquito, y empezó a darse cuenta de como eran las cosas, sus cosas, empezó a sentir en profundidad, ya sea lo malo o lo bueno que sintiera, y empezó a tener dolores, malestares, ya no era ella, era un ser cambiante, un habitante desconocido, una conciencia que le aquejaba, y una persona que resurgía de vez en cuando en ese mar de desastres, y le daba un poco de paz. Pero ela ahí, siempre estaban sus pensamientos que la oprimían, que no la dejaban ser, porque siempre habían esperado que fuera lo que siempre fue, eso que ella no era, y que ya no quería serlo más, sentía flechas que la apuntaban desde todos lados para centrarla y no dejar que se descarriara, y se imaginaba con el cuello alto, creciendo para arriba, como una jirafa, para poder respirar y posar su cabeza en las estrellas, donde pudiera decir, sentir y hacer lo que quisiera, sin temor a ser, sin temor a temer remorderse, porque ya no tendría que hacer ese papel. Pero no, cada día al empezar se le derrumbaba encima un edificio, o le ponían otro al lado para ocultarle el sol, para hacerla bajar. No, ella no quería bajar, quería volar, quería conocer, recorrer, amar y compartir, y guardarse en su joven y codicioso corazón, un pedacito de tanta belleza, para que le endulzase la angustia que no podía quitarse, que la aquejaba con la culpa.
       Pasaban los días, cada hora por más ocupada que tuviera, tan solo en algún pequeño momento, ella soñaba, y pensaba diferente a como tenía que pensar, pero también pensaba mal, pensaba negativamente, en que nunca podría cambiar, en que siempre se hacía daño, en que se equivocaba con las cosas que hacía, en que se equivocaba al no permitirse amar.
        Tenía tantas personas a su al rededor, porque ella lo quería así, pero a veces se preguntaba si sentía algo de verdad, y cuando uno de esos chicos pasaba por al lado, o las miradas se cruzaban furtiva e intencionalmente o no ella intentaba sentir, pero no sabía lo que sentía, o si sentía en verdad, y se rellenaba las horas para no poder hacer otra cosa que encerrarse, pero no podía evitarlo, su vida se había convertido en algo extraño, en algo casi deseado, casi amado, a lo cual podía ubicarse en su papel, pero, ya no sabía que estaba haciendo ahí.

         Así que, con todo el miedo del mundo, con todo el coraje que fue capaz que de encontrar en su corazón, se animó, y corrió, corrió como corren los que escapan de la vida, de la realidad, y corrió como corren los que buscan la verdad, algo nuevo por vivir, los que buscan algo que sentir, los que dejan todo atrás, todo con lo malo y lo bueno, lo dejan atrás.


     Corrió como no puedo correr yo.

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